Valencia y la chica de azul

En este episodio os quiero contar dos cosas: cómo Pepe llegó a Valencia y cómo encontró al amor de su vida, Amparo, la chica de azul.


Fernando decidió que era el momento de trasladarse a Valencia y empezó a buscar un piso a la vez que liquidaba sus asuntos pendientes y vendía sus propiedades en Yecla. Esto coincidió con la gran riada de Valencia, en octubre de 1957, así que uno de los requisitos en su búsqueda fue que el piso estuviera en una zona donde no hubiera llegado el agua.

En primavera de 1958 Fernando y Julia se trasladaron en primer lugar, Pili un poco más tarde, aún tenía que terminar el curso de Bachiller en Yecla. Pepe contaba con que tendría la beca para continuar con sus estudios en Murcia, pero no se la concedieron y no tuvo más remedio que matricularse en Valencia, donde se trasladó en octubre para empezar el tercer curso de Derecho.

Aquí una fotografía en la terraza del edificio en la Avenida Pérez Galdós, su primer domicilio en Valencia. ¿A qué está guapo?

Pepe en la terraza

Al principio fue duro, Pepe apenas salía de casa, salvo para ir a la Universidad, añoraba su vida en Murcia, y su querida Yecla. Pero eso no duraría mucho tiempo, como es de imaginar. Un hombre como él, con sus múltiples facetas y don de gentes no pasaría desapercibido. 

Varios compañeros de clase vivían en su mismo barrio, pronto entablaron amistad, cada día compartían trayecto en tranvía, o a pie y quedaban para estudiar o para ir al Hogar Parroquial. Entre ellos José Cueco, Dionisio Palomar, Fernando Melero y Juan Ortiz, con quienes compartiría orla al final de carrera.

El Hogar

El Hogar pertenecía a la Parroquia de San Pedro Pascual, y se situaba en los bajos de su edificio. Contaba con aulas, salón de actos  y un bar. Entonces era punto de encuentro para la gente del barrio,  jóvenes y mayores. Allí pasaba ratos jugando al ajedrez (otra de sus aficiones desde pequeño) y participando en distintas actividades. A veces Julia le tenía que llamar, tocando un silbato desde el octavo piso, para que subiera a comer o cenar. 

El padre Pericás, y sobre todo el Padre Antonio, al que Pepe llamaba "Pater" le cogieron mucho cariño. En ocasiones el "Pater" tenía que viajar a Mallorca para visitar la sede de su congregación. Pepe le encargaba un cartón de tabaco "de contrabando". Como no podía pagarlo de golpe, su hermanica Pili se lo pagaba y así se lo podía revender poco a poco. Pili no sacaba beneficio, era un favor que le hacía a su hermanico, fumador empedernido y siempre sin blanca.


Obra de teatro en el Hogar

Pepe pronto se hizo popular, no es de extrañar dado que en el Hogar había un piano, y lo de Pepe con el piano era atracción, como lo era verle tocar para todas las jóvenes que enseguida le rodeaban y le pedían canciones. Repertorio no le faltaba.

Pero a Pepe no le interesaban todas aquellas chicas, él sólo se había fijado en una, la chica de azul.

Amparo tenía entonces 16 años, estudiaba Magisterio y vivía en el barrio, frecuentaba el Hogar y tenían amigos en común. Ella no era una de las que le pedía canciones, ella siempre estaba en sus propios círculos. Sí que coincidían en algunos guateques de los que se organizaban en las casas.

En aquellos guateques de domingo por la tarde, con refrescos y algo de merienda se disfrutaba de la música, se bailaba (por lo general lento) , aunque siempre había algún adulto vigilando para que nadie se propasase.

Para trasladarnos a aquellos guateques y dedicada a Amparo, esta canción de Los Cinco Latinos, grupo argentino que interpretaba temas internacionales en español:


Y esta otra de los míticos Platters:


Pepe y Amparo fueron conociéndose poco a poco y pronto la relación se convertiría en algo más que amistad. Pepe consiguió esta fotografía tomada en el Hogar, Amparo ni sabía de su existencia cuando circulaba entre la familia de Pepe, marcada ella con una cruz. Entonces todavía era "la chica de azul".

En el Hogar, Amparo marcada con una cruz

Muchas gracias como siempre a Amparo y a Pili por aportar sus experiencias, sin ellas no sería posible lo que estoy haciendo.



Comentarios

  1. Me ha encantado este capítulo, María. Deseando saber más! Un beso.

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    1. ¡Muchas gracias! Encantada de que quieras seguir la historia de Pepe, contada a mi manera.

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